Cuando llegamos a La Paz, Hna. Lupe y los ancianos de la iglesia nos estaban esperando para orar por nosotros. Por absurdo que parezca, es la primera vez que eso nos pasa en un evento de Adoremos. Debería ser lo más normal, ¿no? Que los hermanos oremos juntos. Que oremos los unos por los otros. Pero, al menos en mi experiencia, no es común. Y eso es preocupante.
Ese episodio – los santos orando por nosotros y la maravillosa presencia del Señor que experimentamos – me ha dejado meditando. Me preguntaba cuándo fue la última vez que libre y espontáneamente oré con alguien. Por supuesto que, como pastor, recibo frecuentes solicitudes de oración (por nacimientos, cumpleaños, graduaciones, bodas, alimentos, empleos, negocios, deudas, herencias, visas, defunciones…), pero son oraciones POR algo. Me refiero a oraciones CON alguien. No recuerdo que alguien me haya pedido orar CONMIGO. Y eso es más preocupante aún.
Lo cual me
trajo a una frase en la canción “Dove’s Eyes” (Ojos de Paloma) donde Misty
Edwards le canta al Señor: No quiero
hablar de Ti como si no estuvieras en el cuarto. Me doy cuenta (una vez más) de que vivimos una fe privada, a solas. Pareciera que hemos olvidado que Hebreos
12 enseña que nos hemos acercado al monte
de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de
muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están
inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos
hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto… ¡Ese es un montón de
gente, pueblo!
Me pregunto
si el Jesús al que tú conoces es al mismo que yo conozco. Obviamente, hay un
solo Jesús, pero ¿lo conozco yo como tú lo conoces? Creo que muchas de mis
luchas serían más tolerables si pudiese orar CON alguien que ya vio al Señor
glorificarse en esa misma prueba en su propia vida.
Últimamente prefiero platicar con el Señor columpiándome frente al jardín de mi esposa al aire del día. Así que si esto no es demasiado casual para ti, te invito a que oremos juntos. Sólo dime cuándo, para poner la cafetera.