Thursday, December 26, 2013

La Cadena de Bolas


La otra noche me encontré en sueños en casa de mi hermano Marvin Henríquez. Aunque no recuerdo lo que él preguntó, sí recuerdo lo que respondí. Y porque me ha ayudado a entender mejor cómo permanecer en el Camino del Señor, he querido compartirlo contigo. En el sueño, dirigía la atención de los presentes al ventilador del techo, y más particularmente a la cadena de bolas con la que se enciende y apaga.

Nuestro caminar en la senda de santidad es como esa cadena de bolas. Cada paso que damos nos guía al siguiente. Cada prueba que superamos nos permite avanzar al siguiente nivel. Cada oración al levantarnos, traza la ruta para ese día y nos prepara para el siguiente, en el cual, por supuesto, necesitaremos volver a levantarnos en oración.

Donde muchos fallamos es en darle continuidad a nuestras buenas obras. Por ejemplo, es bueno meditar en la Palabra del Señor un día, pero si no lo hago el día siguiente (o el resto de la semana), mi próxima cita con la Palabra es prácticamente volver a empezar. En vez de ser una continuación de la cadena anterior, viene a ser una cadena nueva.

Si bien hay momentos en la vida en que necesitamos volver a empezar, éstos deben nacer de una decisión consciente y voluntaria, engendrados por la reflexión en medio de una necesidad de cambio. Aquí opera a nuestro favor, para mejorar. Pero cuando son el resultado accidental de nuestra falta de disciplina, trabajan en nuestra contra.

Has un recuento de tus obras. ¿Qué estás edificando? ¿Cómo piensas darle continuidad a lo bueno que has iniciado? El Señor siempre quiere para ti lo mejor. Pero sólo tú decides si harás lo requerido para alcanzarlo, día tras día.

Thursday, December 19, 2013

Adoremos en Nacaome


Si tuviera que resumir el secreto de la bendición que fue Adoremos en Nacaome, sería esto: Nos estaban esperando. Ese simple detalle marca la enorme diferencia entre sentirte libre para fluir en la obra que Dios te ha encomendado y tener que nadar contra corriente en las cosas naturales además de las espirituales.

Los Pastores Melvin y Beatriz García de Ministerio Tsebaoth, a quienes conocemos desde hace varios años, se mostraron amigos en todo. Primero, movieron un compromiso previo para hacer espacio para apoyar Adoremos. Vieron nuestra llegada como una bendición digna de esperar con ayunos y oraciones. Dos hermanos de su congregación cedieron su casa por completo para alojar miembros de nuestro equipo, y los pastores dispusieron sus instalaciones para el desarrollo del seminario y talleres. Por si fuera poco, ellos nos alimentaron, nos dieron café y nos hicieron un pastel. A diferencia de la gran mayoría de los eventos que hemos hecho antes, donde los pastores apoyan enviando su gente (pero no a sí mismos), el apoyo de los pastores García fue incondicional; estuvieron siempre presentes, a pesar de que Pastor Melvin se sentía muy mal de salud. Cuando los anfitriones de un evento de adoración son en sí mismos adoradores, la diferencia se hace notar.

De alguna manera, puesto que los hermanos de Tsebaoth fueron los únicos que sembraron para nuestra llegada a Nacaome, por eso fueron los grandes cosechadores. El Señor tenía su mirada puesta en un precioso ramillete de muchachitas danzarinas. Con ellas aprendimos a ser un poco más libres, un poco más expresivos en nuestro amor por Cristo.

El día que íbamos a componer canciones, amanecí con una inquietud divina: ¿Cómo podemos, como cantores y músicos, ayudar al pueblo del Señor a alabarle con danza? De esa pregunta nacieron tres canciones, que esperamos moverán a los hijos de Dios a mostrarle su amor y gratitud con júbilo y danza.

Friday, December 13, 2013

Adoremos en Choluteca


Salimos de La Lima el miércoles 11 de diciembre a las 8:26 de la mañana. Un café (o pinol) en Siguatepeque, una llanta ponchada en Zambrano y un almuerzo capitalino más tarde, el primer equipo llegaba a Choluteca, la tierra de mis ancestros maternos. Un segundo y un tercer grupo se agregarían los siguientes dos días. Al igual que otros eventos de adoración que hemos hecho en las cabeceras de Honduras, Adoremos en Choluteca no llegó sin sus desafíos.

En cuanto a lo logístico, los pastores anfitriones optaron por hospedarnos en casas u hoteles diversos, de manera que el equipo duerme disperso por toda la ciudad, desde la orilla del Río Choluteca hasta “un poquito cerca de la requinta porra” (palabras de Martín, no mías). Las atenciones, por lo tanto, variaban desde “¿Quiere otra carnita, mi hermano?” hasta “A mí no me han dicho nada de que ustedes iban a comer aquí”. Pero a pesar de ello, la tierra nos recibió con un clima agradable y fresco. (Sí, seguimos hablando de Choluteca, donde en días calurosos dicen que han visto al diablo salir a comprar un topogigio al parque.)

Hablando espiritualmente, el ambiente está cargado. La feria patronal se resiste a terminar, y las celebraciones del solsticio de invierno ya hacen ruido. Para la primer noche, la municipalidad había cedido dos permisos simultáneos, así que el horario del altar se adelantó una hora para permitir el posterior concierto en memoria del difunto párroco local. Lo que fallaron en explicarnos es que debíamos guardar silencio la primera hora mientras terminaba la misa. Con todo, los sonidistas del otro evento se comportaron como verdaderos caballeros, honrando su palabra de que no harían pruebas de sonido en sus gigantescas bocinas mientras nosotros usábamos nuestro humilde equipo para adorar al Todopoderoso Jehová de los ejércitos.

La asistencia al seminario ha sido buena. Según recuerdo, ha sido la ciudad con mayor número de iglesias representadas. Y si bien siempre es agradable conocer nuevos hermanos en Cristo, siento que esta vez nos hemos conocido mejor los integrantes del equipo. Talvez sea porque la dispersión nos hace estar más pendientes unos de otros. Talvez porque hemos tenido nuevos desafíos (enfermedad, barrera de idioma, falta de comunicación de los anfitriones). Lo que sí sé es que fue el Señor quien pidió esto. Trabajamos arduamente con la esperanza de que esté complacido cuando regrese.

Mientras tanto, los dejo con algunas de las canciones que compusimos en Choluteca:
https://soundcloud.com/adoremos_net/perpetuo-gozo-at-choluteca
https://soundcloud.com/adoremos_net/muestranos-at-choluteca

Wednesday, December 4, 2013

Por Causa De La Justicia


“Papi, ¿por qué mis compañeros me dicen, ‘Vos te crees la gran cosa sólo porque sos el hijo del pastor’?”, preguntó mi hijo. Uno quisiera que tales cosas no pasaran – sobre todo porque sé que él no se jacta del pastorado de su papá – pero pasan. Sé que mi hija mayor también ha pasado situaciones similares. Y si consideramos que además son nietos de la fundadora de la escuela, resulta difícil culparlos por expresar ocasionalmente que preferirían ser educados en casa.

Le expliqué a mi hijo que yo no pedí ser pastor. El Señor pudo haber llamado a cualquiera, pero por razones que desconozco me eligió a mí. (¡Él es soberano!) Amo al Señor y amo servirle; pero si mañana me dijese, “Ya no serás pastor; de ahora en adelante quiero que seas pintor”, sería pintor con todo el deleite con el que hoy le sirvo como pastor.

Además le expliqué lo que Jesús dijo en Mateo 5: Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece. Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Si sirvo como pastor por obediencia al Señor, entonces es justicia. Si mis hijos padecen por ello, entonces son perseguidos por causa de la justicia, así que el reino de los cielos les pertenece. Es un pequeño precio que pagar por tan grande galardón.

“¿Alguna vez sufriste por la justicia cuando eras niño?”, preguntó. Después de pensarlo un momento, respondí, “Sí. Cuando estaba en la escuela, nos hicieron escribir una historia sobre Halloween. Yo se la enseñé a mi madre, y a ella no le agradó en lo absoluto. Publicó su sentimiento en contra de que en nuestras escuelas se estuviesen promoviendo celebraciones de las tinieblas. Fue duramente criticada. En la escuela, algunos amigos se me volvieron en contra. A veces, hijo, seguir a Jesús significa que pierdes ‘amigos’.” Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes.